CHOCOLATE


 

Esta tarde comí chocolate, ese dulce mágico que se funde en el paladar y se desliza por la lengua hasta asomarse al borde de los labios. Comí chocolate e imaginé tus caricias con glotonería. Allí parada, veía mi imagen insinuarse en los cristales del escaparate en la pastelería. Transportada de deseo, las golosinas se sonrojaban cómplices de mis fantasías. Saboreaba su textura suave, su ligero picor transformarse en dulzor insolente y delicioso. Sentía el placer ascender desde el vientre a la punta de los senos. Estabas allí, lo supe cuando abrí los ojos y vi mi sonrisa reflejada, saciada imaginariamente de tus besos.


Carmen Hernández Montalbán

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