UN DÍA TURBIO


Cuatro cosas has de procurar: salud, saber, templanza y paz.
Refrán
Aquella mañana salí a la calle como todos los domingos a dar un paseo a través del Hyde Park. La visibilidad era escasa, pero lo achaqué a la niebla que la mayoría de los días de invierno es una constante para los londinenses, sin embargo, el ambiente no estaba húmedo, aquello se parecía más a una calina africana. No le di importancia al principio, no me dejo desanimar fácilmente, y menos cuando se trata de mi paseo matutino. Me extrañó muchísimo no encontrar a casi nadie paseando por allí, miré la agenda de mi reloj por si me había equivocado y comprobé que era domingo. Los domingos el Hyde Park es muy transitado.  Me alarmé un poco al observar que mi suéter blanco se estaba ensuciando por pequeñas partículas de polvo. Me pregunté qué fenómeno inusual habría contaminado el aire de esa manera. Pensé en un incendio y me dirigí a un kiosco cercano para comprar un periódico, por si recogía alguna noticia al respecto, pero el kiosco estaba cerrado. Cada vez más extrañado continué caminando unas cuantas yardas adelante sin toparme con nadie. Finalmente veo a uno de los Speakers’ Corner y corrí hacia él animado de encontrar un alma aquella mañana. Permanecía inmóvil sobre una de las piedras cercanas al lago y llevaba colgada al cuello una pancarta sobre la que podía leerse: “It´s getting worse…(Su situación está empeorando)”.
-¡Buenos días amigo! ¿Tiene usted idea de por qué el aire aparece tan enturbiado esta mañana?
Pero aquel hombre permaneció quieto y mudo ante mi pregunta, tanto que me sentí bastante molesto debido a su falta de gentileza, pero quizá su comportamiento formaba parte de la puesta en escena, así que continué mi paseo apresurando el paso, a causa de mi nerviosismo repentino. Después de andar un buen rato más comencé a sentirme bastante fatigado, la respiración se hacía cada vez más difícil y sufrí un ataque de tos del que tardé un rato en recuperarme. Decidí entonces emprender mi vuelta a casa antes de lo habitual.
Al pasar cerca del lago, donde antes estuviera el primer Speaker ahora había una mujer con un impermeable amarillo que al igual que mi suéter tenía adherida una espesa capa de polvo, llevaba una mascarilla puesta y un cartel sobre el cuello que anunciaba: “Your situation is critical (Su situación es crítica)”.
-¡Maldita sea! –me dije- ¿No hay nadie que tenga esta mañana un mensaje de aliento?
        - ¿Oiga, sería tan amable de decirme qué está pasando? –le pregunté- ¿ha habido algún incendio por la zona?
        La señora, al igual que el anterior no respondió. Sentí deseos de gritarle, de tomarla de los hombros y zarandearla hasta obtener una respuesta, pero me contuve apelando a la cordura que por momentos amenazaba con abandonarme. El miedo me sorprendió cuando sentí mis piernas aflojarse a cada paso. Casi al salir del parque, sobre un cajón de madera había un hombre bastante mayor sentado, llevaba una mascarilla puesta y la botella de oxígeno a su lado, en su cartel decía: “health is not something to play health is very important, you must know it” (con la salud no se juega, apréndetelo)”.
 Fue ahí donde comencé a perder la visión del todo, y debí caer al suelo desmayado. Al despertar me vi en una cama de hospital, mi esposa hablaba con el doctor.
-    Lo encontré en el baño tirado, cerca de la mano, en el suelo, había un cigarrillo encendido. Al parecer se escondía para fumar ¿Es grave doctor?

-    Enfisema pulmonar- dictaminó el médico sin pestañear.

2 comentarios:

  1. Igual que el árbol nos impide ver el bosque, en este caso el humo le impidió ver el fuego que le consumía las entrañas. Bravo, Carmen, una muestra más de tu dominio a la hora de abrir "ventanas espacio-temporales", con su dosis de moraleja.

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  2. Gracias Pedro, te voy a contratar de agente litearario..., cuando tenga trabajo!!

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